sábado, 11 de junio de 2011

La Ruta del Esclavo


 Danny Glover, cuando visitó el Museo de la Ruta del Esclavo
 Junto a la bahía de Matanzas, se levanta una construcción colonial: El Castillo de San Severino, proclamado por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como el Museo de La Ruta del Esclavo.

  Este es uno de los pocos vestigios fundacionales de la ciudad de Ríos y Puentes, su primera piedra fue colocada el 13 de  octubre de 1693, al siguiente día del nacimiento de la entonces San Carlos y San Severino de Matanzas.

Construcción militar del prototipo renacentista, típica de las fortificaciones emprendidas por España en esa época en el continente americano, el castillo se ubica en la margen oeste de la bahía y constituye una planta cuadrada, abaluartada y de marcada simetría.
  Es similar al Castillo de la Real Fuerza, de la Habana, aunque lo supera en movilidad y capacidad defensiva.
  En el año 1800 terminaron sus funciones defensivas del territorio norte de La Habana y Matanzas y fue convertido en cárcel donde guardaron prisión numerosos patriotas, entre ellos Juan Gualberto Gómez.

  Declarado Monumento Nacional en 1978, la UNESCO lo incluyó en la Ruta del Esclavo, reconociendo su valor histórico, arquitectónico y en el afán de romper el silencio sobre la trata de negros, la esclavitud, y reflejar las consecuencias de ese engendro en los pueblos de África, Europa, el continente americano y el Caribe.

  Así el Castillo de San Severino abre sus puertas a numerosos visitantes interesados en el tema y muestra en una de sus salas principales la cultura Yoruba, religión que profesaban los negros traídos de África como mano de obra barata, y que trabajaban de sol a sol.

  En el salón denominado Orishas, pueden apreciarse en tamaño natural efigies de las deidades del panteón Yoruba, como Eleguá, Ochún, Changó, Yemayá, Oyá y Obattalá, entre otros, figuras que adoraban los esclavos.
 
  Junto a ellos exhiben los principales instrumentos musicales que utilizaban los ancestros para ofrendarle cantos y danzas como los tambores Bembé, Iyá, Batá y otros, legados de una cultura que trascendió y forma parte indisoluble de las raíces e identidad de la nación cubana.

  Hay dos salas que exponen la temática de la arqueología, valiosos objetos encontrados en el lugar y la labor de combatientes revolucionarios de diversas épocas. En preparación se encuentra otra que versará sobre el tema específico de la esclavitud.

  El Castillo de San Severino, con sus tres siglos de carga histórica, se levanta ante el mundo en pleno proceso de restauración, organizador de los encuentros nacionales de la Fiesta de los Orígenes, verdadero culto al sincretismo y la transculturación.

  Muy cerca de la Bahía de Matanzas, el Castillo, Monumento Nacional, es portador de leyendas y de una huella imborrable de la memoria que contribuyó a la formación de la nacionalidad en Cuba.

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